5 compras inútiles

Cuando me quedé embarazada era una persona totalmente diferente a la que soy ahora o quizás era la misma pero con menos información, el caso es que durante el embarazo y sobre todo al principio estaba más preocupada por todas las cosas que tenía que comprar o que iba a necesitar que en conocerme a mi misma para afrontar la maternidad con más confianza. Esta es nuestra experiencia, no significa que valga para todos los padres, de hecho todo lo que compramos o preparamos antes del parto para otros partos han sido imprescindibles.

• Carro, carrito o silla de paseo: lo compramos con tanta ilusión, dimos mil vueltas, buscamos información, uno que fuera cómodo, que no pesara mucho, que tuviera buenas referencias, que fuera fácil de plegar. Al final nos decidimos por el matrix de Jané porque solo eran dos piezas, el cuco se convierte en grupo 0 para el coche y pensamos que era lo mejor. El problema vino cuando tuve que bajar el cuco, la bolsa de los pañales, la silla plegada y a un bebé de 4 kilos por las escaleras de un quinto sin ascensor y después subirlas claro, imposible. De todas formas a Ernesto tampoco le hacia mucha gracia, desde que nació siempre ha sido un niño muy reclamante y las pocas veces que le hemos sentado en el carro, se ha puesto hecho un loco y he terminado llevando al bebé en un brazo y empujando el carro con la otra. Cuando le cambié a la silla pensé que la cosa iba a ir mejor y así fue, el primer dia le encantó, le hizo mucha gracia pero los siguientes días ya no lo quería, así que ahí está cogiendo polvo. Si lo llego a saber me hubiera gastado ese dinero en un buen fular.

• Saco de dormir: con esto si que di vueltas, en casa hace mucho frío así que «necesitaba» uno que fuera muy abrigado y que además fuera muy bonito, el más bonito de todos, como si el bebé lo fuera a ver, porque yo cuando estaba embarazada pensaba que Ernesto iba a dormir toda la noche del tirán en su cuna, claro, que ilusa. Jamás lo he usado, me dejaron uno más pequeño que le puse 2 veces, las dos que conseguí dejarlo solo en el sofá mientras ya hacía el desayuno.
• El móvil de la cuna: que bonito es, que ilusión me hacía tenerlo, se lo pedí a unos amigos, estaba realmente enamorada de estos osos, de los colores, de la música, las estrellas que se iluminan en el techo. También fue una compra inútil, solo se lo ponía por las mañanas cuando se le tumbaba en la cuna para recoger su habitación y poco más, porque en cuanto me perdía de vista empezaba a llorar y no lo soportaba. Nunca cumplió su función ya solo durmió en su cuna una vez durante dos horas, que pena, con la ilusión que me hacía.

• Cámara de vigilancia: menos mal que decidimos comprar una cámara IP que es bastante mas economica que las de vigilancia normales que son como cuatro veces más caras. Tardamos más tiempo en configurarla que en usarla, La usamos las mismas dos horas que usamos el móvil y durmió en su cuna, nuestra única cena solos hasta el momento.
• Cuna y demás complementos de la cuna: la cuna nos la dejaron prestada pero todo la ropa de ésta la compramos nosotros, la compramos toda en Ikea, muy básica y muy normal. Afortunadamente las hormonas me dejaron pensar con claridad y no decidimos comprar todo a juego que en la mayoría de los sitios tenían unos precios desorbitados y yo preferí dar prioridad a otras cosas. Pero no todo está perdido, ahora el colchón nos sirve como rincón de lectura y le damos bastante mas uso ahora que antes. También tuvimos mini cuna, que también nos dejaron y que use alguna vez mas pero muy pocas, Ernesto quería estar siempre conmigo así que no le dejaba solo nunca, desde que nació hemos colecho y hemos dormido abrazados, como unos novios.